...al cazador Julio Carrasco Arriola.
sino la mano
que no desea presionar
sino el ojo
que se nubla entre las aguas.
LAS CULPAS
III
¿Sabías que ayer se abrió la temporada de caza?
LA DERROTA
Mi vergüenza
(textos de "El silencio crece en el jardín", Karen Toro, 2002)
"Ya es dicho desuso que los falcones con que los omnes usan a caçar son de çinco naturas. La primera et más noble es los falcones girifaltes, et éstos son mayores que todos los otros falcones et más ligeros et caçan más ligeramente et más apuesta, et por ende son más preçiados et es razón que sean puestos primeramente que otros falcones. Et en pos estos son los sacres, et éstos son grandes falcones et matan grandes prisiones et muchas, et los buenos d'ellos son muy buenas aves de caça, et de grandeza son entre los girifaltes et los neblís. Et en pos los sacres son los neblís et éstos son muy buenos falcones et ligeros et muy apuestos; et como quier que matan muchas prisiones, lo que agora usan de caçar con ellos es caça de ribera, así como garças et ánades et otras aves de ribera. Et en pos éstos son los baharís, [et] éstos son otrosí muy buenos falcones et caçan con ellos todas las caças que caçan con los neblís, et usan al tienpo de agora de matar con ellos las grúas más que con otros falcones, et otrosí caçan con ellos liebres et perdizes et las otras caças que se fallan por los canpos; et son muy plazenteros et duran mucho et piérdense muy pocas vezes, et por ser de muchas mudas non pierden su vondat; pero en todo esto non son tan presçiados como los neblís, et esto es porque non son tan ligeros nin tan reçios nin montan tanto como los neblís. Et en pos éstos son los bornís, et son buenos falcones, pero [por]que non son muy ligeros usan caçar agora con ellos liebres et perdizes. Et d'estos ay dos naturas: los unos son de aquen mar, los otros de allen mar; et a los de aquen mar llaman bornís, et a los de allen mar llaman alfaneques. Et estos alfaneques matan la [misma] caça que los bornís, et d'ellos ay que matan muy bien cornejas, que es fermosa caça, et son altaneros et aun a las vezes algunos d'ellos matan garça."
Don Juan Manuel, "El Libro de la Caza", capítulo I.
PUNTO DE MIRA
El problema no es el gatillo
El problema no es el gatillo
sino la mano
que no desea presionar
sino el ojo
que se nubla entre las aguas.
LAS CULPAS
Un cazador
se sienta cerca del fuego,
se mira las manos,
se hunde desde adentro
hacia adentro.
en el regreso
no tiene fuerzas
para mirar tanta muerte,
mucho menos
para mirarse las manos.
Sale a llamar a sus perros
y con ellos se tiende
en el borde del lago,
podría contemplar el cielo toda su vida,
podría dejar en el agua
lo que duele
al fondo de las manos.
TEMPORADA DE CAZA
I
¿Es que ves algo en mis manos?
se mira las manos,
se hunde desde adentro
hacia adentro.
en el regreso
no tiene fuerzas
para mirar tanta muerte,
mucho menos
para mirarse las manos.
Sale a llamar a sus perros
y con ellos se tiende
en el borde del lago,
podría contemplar el cielo toda su vida,
podría dejar en el agua
lo que duele
al fondo de las manos.
TEMPORADA DE CAZA
I
¿Es que ves algo en mis manos?
¿Es que no estaban limpias?
¿Es que no eran para ti?
El poder es tuyo
y mis poses
y mi escasa frescura.
Pocos saben
lo que llega a sentir el animal
cuando el cazador lo rechaza
cuando al borde de la bala
no ve lo exacto
y se retracta
y se sienta a llorar.
II
No era yo lo que tenías en la mira,
No era yo lo que tenías en la mira,
pero al menos
me mantengo intacta
para este amor
que es a veces tan ingrato,
un disparo sordo
que los pájaros ignoran.
Cuando uno de los dos muera
esos pájaros me van a culpar.
III
¿Sabías que ayer se abrió la temporada de caza?
por eso vamos a soltar los perros
para que vayan a rastrear tus olores
tus zumbidos.
Yo, por mi parte,
con paciencia,
me tenderé al sol
esperando que mis perros
regresen con vida.
LA DERROTA
Mi vergüenza
es vergüenza de largo alcance,
es natural
y se desviste en secreto.
Tenemos miedo ella y yo
en lo cubierto de la media luz,
esa ambigua media luz
que puede serlo en pleno día.
Le temo al bisonte dibujado en mi pañuelo,
la hermosa bestia
que me perturba, antes de ir a buscarlo.
Pero qué es un montero
sin una linda obsesión que le mueva el olfato y el gatillo,
aunque ese rito de paños y sangre
sea también la deshonra:
un cazador no debería admirar tanto a su presa
un cazador no debería llorar cuando dispara.
(textos de "El silencio crece en el jardín", Karen Toro, 2002)